Por el otro lado
Las madres locales estaban divididas, y no siempre en favor de sus hijos. bastante frecuente gritaban "umpire vendido" cuando éste era uno de los entrenadores de los locales a falta del umpire designado. Para la segunda entrada cerro ganaba por más de 10 carreras, los jugadores en el campo desconcentrados, a menudo debían recordarles la cuenta de outs, no faltó la madre majadera que se hiciera notar en las gradas, y otro grupo de madres secundando: ahí surgieron las divisiones. A gritos pedían que detuvieran el partido, que les daba vergüenza ver a sus hijos perdiendo de esa manera.
El clima de derrota se despejaba cuando uno de los niños conseguían conectar un golpe en la sexta entrada, se convertía en el salvador del equipo "tú sí sirves, los demás no" gritaban desde las gradas: habían superado la vergüenza de ver a sus hijos abajo en el marcador por más de 20 carreras.
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